Puntos
sobre las iiiii
En
este país las putas no son
algunas
mujeres desgraciadas
por
el execrable sistema
En
este país las putas son
y han
sido hombres honorables
y
larga es la nómina.
Víctor
Valera Mora
Los
Decentes de Borges
Los “oposicionistas” venezolanos
realmente mueven de la indignación a la risa a un ritmo tan
vertiginoso que hay que apretar duro a la realidad para no terminar
esquizoides. Las comillas de “oposicionistas” vienen a cuento
para permitirnos poner la definición de la RAE1
(lema.rae.es), según la cual oposicionista es la “persona que
pertenece o es adicta a la oposición política”. Nunca una
definición de este adefesio fue más acertada. Y es que alguna de
esta gente parecen realmente adictos al NO, y es que hasta los
piedreros más recalcitrantes eventualmente se hartan de su
porquería, estos no. A la misma velocidad que Chávez inventa una
vaina, ellos ahí mismo, sin que medie reflexión alguna, saltan y
dicen que no. Que si la nueva constitución: No, que si las
misiones: No, que si el tren: No, que si el metro: No, que si barrio
adentro: No, Mi Casa Bien Equipada: No, los satélites: No, puentes:
No, vialidad: No, .... Y vale decir que Chávez es más inventor
que el carrizo, en el sentido de las abuelas, y sin embargo, su
fértil imaginación no ha dado con nada a lo que estos señores
digan que SI2.
Esta adicción, como todas ellas, los
ha llevado a las más extrañas divagaciones y alucines, un día se
llaman “lechuginos, chayotas y petimetres” y al día siguiente el
receptor de tales adjetivos es el gran líder capaz de llevar sus
huestes al más avasallante triunfo. Las alucinaciones son de tal
magnitud que vieron en el maracucho cacófono 3
al avatar de Uslar Pietri. Se abrazan emocionados cada vez que sale
una encuesta en la que van perdiendo y se dicen:
- Ahora sí, carajo, con este candidato no hay quien pierda.
Y si alguien le señala su error,
replican:
- Cállese usted, que aquí el que sabe sabe, y si lo dice Semtei eso es verdad, los porcentajes no importan, lo importante es la tendencia. Y siguen celebrando.
Las muestras más recientes de las
alucinaciones que esta adicción genera son la de Borges y Porras.
Hace unos días la “cámara
indiscreta” mostró a uno de sus secuaces martillando a un
empresario, no interesa para quién, para qué o a nombre de quién,
simplemente importa que estaba martillando y que era uno de sus
secuaces. ¿Alguien lo duda?. Todos lo vimos cogiendo los reales,
fue público, notorio, in fraganti, in podridi, evidente y
retebandera. Igual de claro es que Juancho Caldera es pana burda de
Capriles, Borges, Ocariz y toda la banda, son carnales, compinches,
los justice brothers se llamarían si fueran una comiquita, son los
cuatro ases que se barajaban los carguitos en Miranda:
- Alcaldía pa'tí, gobernación pa'mí, diputación pa'tí y tú pal matadero- le dijo Ocaríz a Capriles, en presencia de los otros dos, en un juego de Ludo a cuadro bandas.
Aún cuando Juancho se cayó con los
kilos (miles), a pesar de que todo el mundo lo botó de donde lo
podían botar y de que seguramente nadie lo va votar ni para
presidente del condominio, Julio Borges sale a decir que a Capriles
lo acompaña la gente decente de Venezuela, lo único que explica
esto es la adicción de la que hablamos. Borges no vió lo que
todos vimos, lo que vió lo vió él solito, no era un martillo ni
una marramucia, el vió lo que vió y lo que vió fue completamente
decente y presentable, algo digno y recomendable. ¿Qué vió?: Vaya
usted a saber, pregúntele a él. Es que me lo imagino la noche
del videito: sentado en un confortable sofá, con su muy decente
pijama de rayitas, en su santo hogar, con la mirada perdida y las
pupilas desenfocadas, en pleno trance, preguntándose las razones del
alboroto y preparando sus palabras acerca de la Honorable y Decente
Venezuela que acompaña a Capriles.
Me cuesta entender tanta decencia. Yo,
la verdad, duermo en calzoncillos, eventualmente me jurungo la nariz,
los oídos o los dientes (trato de que no me vean, por supuesto), no
me afeito desde hace como dos meses, beso a mis hermanos en público
sin importarme lo que piense cualquiera, en general no me importa
mucho lo que piense cualquiera, detesto todas las iglesias
(entiéndase que no dije religiones o creencias), soy desordenado e
indisciplinado, bebo menos que muchos pero bebo, fumo como un
honorable preso, me considero un aspirante a revolucionario, tomo
café como un bárbaro y tengo muchos años en todo esto, creo que
definitivamente soy indecente a mucha honra.
¿Sobre Porras?
Alucinar y confundir pobres con
parásitos solo es posible para un hombre tan adicto y tan honorable
como este.
JJ Villalba Guerra
1
La muy honorable Real Academia Española
2
Salvo aquel experimento revocatorio del cual salieron más
confundidos que un pingüino en un convento porque aun cuando ganó
el No, ellos habían perdido.
3
No por caco inalámbrico, sino por aquello de la cacofonía,
nuevamente la RAE: “disonancia que resulta de la inarmónica
combinación de los elementos acústicos de la palabra”.