martes, 25 de septiembre de 2012


Puntos sobre las iiiii
En este país las putas no son
algunas mujeres desgraciadas
por el execrable sistema
En este país las putas son
y han sido hombres honorables
y larga es la nómina.

Víctor Valera Mora



Los Decentes de Borges

Los “oposicionistas” venezolanos realmente mueven de la indignación a la risa a un ritmo tan vertiginoso que hay que apretar duro a la realidad para no terminar esquizoides. Las comillas de “oposicionistas” vienen a cuento para permitirnos poner la definición de la RAE1 (lema.rae.es), según la cual oposicionista es la “persona que pertenece o es adicta a la oposición política”. Nunca una definición de este adefesio fue más acertada. Y es que alguna de esta gente parecen realmente adictos al NO, y es que hasta los piedreros más recalcitrantes eventualmente se hartan de su porquería, estos no. A la misma velocidad que Chávez inventa una vaina, ellos ahí mismo, sin que medie reflexión alguna, saltan y dicen que no. Que si la nueva constitución: No, que si las misiones: No, que si el tren: No, que si el metro: No, que si barrio adentro: No, Mi Casa Bien Equipada: No, los satélites: No, puentes: No, vialidad: No, .... Y vale decir que Chávez es más inventor que el carrizo, en el sentido de las abuelas, y sin embargo, su fértil imaginación no ha dado con nada a lo que estos señores digan que SI2.

Esta adicción, como todas ellas, los ha llevado a las más extrañas divagaciones y alucines, un día se llaman “lechuginos, chayotas y petimetres” y al día siguiente el receptor de tales adjetivos es el gran líder capaz de llevar sus huestes al más avasallante triunfo. Las alucinaciones son de tal magnitud que vieron en el maracucho cacófono 3 al avatar de Uslar Pietri. Se abrazan emocionados cada vez que sale una encuesta en la que van perdiendo y se dicen:

  • Ahora sí, carajo, con este candidato no hay quien pierda.

Y si alguien le señala su error, replican:

  • Cállese usted, que aquí el que sabe sabe, y si lo dice Semtei eso es verdad, los porcentajes no importan, lo importante es la tendencia. Y siguen celebrando.

Las muestras más recientes de las alucinaciones que esta adicción genera son la de Borges y Porras.

Hace unos días la “cámara indiscreta” mostró a uno de sus secuaces martillando a un empresario, no interesa para quién, para qué o a nombre de quién, simplemente importa que estaba martillando y que era uno de sus secuaces. ¿Alguien lo duda?. Todos lo vimos cogiendo los reales, fue público, notorio, in fraganti, in podridi, evidente y retebandera. Igual de claro es que Juancho Caldera es pana burda de Capriles, Borges, Ocariz y toda la banda, son carnales, compinches, los justice brothers se llamarían si fueran una comiquita, son los cuatro ases que se barajaban los carguitos en Miranda:

  • Alcaldía pa'tí, gobernación pa'mí, diputación pa'tí y tú pal matadero- le dijo Ocaríz a Capriles, en presencia de los otros dos, en un juego de Ludo a cuadro bandas.

Aún cuando Juancho se cayó con los kilos (miles), a pesar de que todo el mundo lo botó de donde lo podían botar y de que seguramente nadie lo va votar ni para presidente del condominio, Julio Borges sale a decir que a Capriles lo acompaña la gente decente de Venezuela, lo único que explica esto es la adicción de la que hablamos. Borges no vió lo que todos vimos, lo que vió lo vió él solito, no era un martillo ni una marramucia, el vió lo que vió y lo que vió fue completamente decente y presentable, algo digno y recomendable. ¿Qué vió?: Vaya usted a saber, pregúntele a él. Es que me lo imagino la noche del videito: sentado en un confortable sofá, con su muy decente pijama de rayitas, en su santo hogar, con la mirada perdida y las pupilas desenfocadas, en pleno trance, preguntándose las razones del alboroto y preparando sus palabras acerca de la Honorable y Decente Venezuela que acompaña a Capriles.

Me cuesta entender tanta decencia. Yo, la verdad, duermo en calzoncillos, eventualmente me jurungo la nariz, los oídos o los dientes (trato de que no me vean, por supuesto), no me afeito desde hace como dos meses, beso a mis hermanos en público sin importarme lo que piense cualquiera, en general no me importa mucho lo que piense cualquiera, detesto todas las iglesias (entiéndase que no dije religiones o creencias), soy desordenado e indisciplinado, bebo menos que muchos pero bebo, fumo como un honorable preso, me considero un aspirante a revolucionario, tomo café como un bárbaro y tengo muchos años en todo esto, creo que definitivamente soy indecente a mucha honra.

¿Sobre Porras?

Alucinar y confundir pobres con parásitos solo es posible para un hombre tan adicto y tan honorable como este.


JJ Villalba Guerra

1 La muy honorable Real Academia Española
2 Salvo aquel experimento revocatorio del cual salieron más confundidos que un pingüino en un convento porque aun cuando ganó el No, ellos habían perdido.
3 No por caco inalámbrico, sino por aquello de la cacofonía, nuevamente la RAE: “disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra”.

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